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Descubre cómo Aníbal derrotó múltiples legiones en estas famosas batallas

El enfrentamiento en Cannas (o Cannæ) ocurrió el 2 de agosto del 216 a. C., entre las fuerzas cartaginesas lideradas por Aníbal Barca y el ejército romano dirigido por los cónsules Cayo Terencio Varrón y Lucio Emilio Paulo, durante la segunda guerra púnica.

Trasfondo estratégicoeditar

En el inicio de la segunda contienda púnica, el estratega cartaginés Aníbal Barca logró atravesar los Alpes durante el invierno para llegar a Italia y derrotar a los romanos en la batalla de Tesino, la batalla del Trebia y la batalla del Lago Trasimeno. Ante estas pérdidas, el Senado Romano nombró a Quinto Fabio Máximo como dictador para enfrentar la amenaza cartaginesa. Fabio optó por una táctica de desgaste, cortando las líneas de suministro de Aníbal y evitando un enfrentamiento directo.

Sin embargo, al finalizar su mandato, el Senado decidió no renovar los poderes dictatoriales y devolver el mando del ejército a los cónsules Cneo Servilio Gémino y Marco Atilio Régulo. En el año 216 a.C., las elecciones consulares resultaron en la elección de Cayo Terencio Varrón y Lucio Emilio Paulo, quienes liderarían al ejército reunido para enfrentar a Aníbal.

Este ejército era el más grande en la historia de Roma hasta ese momento, conformado por ocho legiones junto con aproximadamente 2,400 soldados de caballería romana. Cada legión estaba acompañada por una cantidad igual de soldados aliados, y había una caballería aliada de unos 4,000 hombres. Según Polibio, el total de este ejército que se enfrentó a Aníbal rondaría los 90,000 soldados.

Ingeniosas estrategias El poderoso ejército de Aníbal

Aníbal inició su viaje hacia Roma acompañado por un gran ejército formado por 90.000 soldados de infantería, 12.000 jinetes y 37 elefantes. Durante el camino, esta fuerza militar se incrementó con tropas celtas y galas que se unieron a la ofensiva contra la ciudad enemiga.

Para asegurar el gobierno de España mientras estaba ausente, Aníbal dejó a cargo a su hermano Asdrúbal.

Con una fuerza tan poderosa, Aníbal estaba decidido a conquistar Roma y expandir su imperio. Tanto él como su ejército estaban totalmente comprometidos con su misión y no se detendrían ante nada para lograrla.

Sin embargo, conquistar Roma no sería una tarea fácil. Las tropas romanas también eran fuertes y estaban bien entrenadas, por lo que Aníbal sabía que tendría que enfrentar numerosas batallas y desafíos en su camino hacia la victoria.

La oportunidad perdida de ANÍBAL para conquistar ROMA

El cartaginés se vio obligado a detener su ataque a Roma debido a la falta de herramientas y provisiones indispensables para llevar a cabo tal empresa. Incluso, a pesar de la presencia en la ciudad del Tíber únicamente de milicias urbanas, compuestas principalmente por ciudadanos inexpertos en la guerra.

El ejército cartaginés no contaba con los recursos necesarios para enfrentar a las fuerzas romanas y conquistar su capital. No obstante, el cartaginés decidió no arriesgarse y esperar a una mejor oportunidad para atacar.

Por otro lado, las tropas romanas, a pesar de ser básicamente civiles, se mantenían firmes y preparadas para defender su ciudad. Aunque su inexperiencia representaba una clara desventaja frente a un ejército entrenado. Sin embargo, su lealtad y determinación eran su mejor arma.

Antecedenteseditar

La noticia de la derrota en el Trebia sacudió a los romanos, quienes respondieron reuniendo un poderoso ejército de 13 legiones y solicitando el doble a sus aliados. Este gran contingente fue enviado a distintos frentes, incluyendo Tarento, Hispania, Cerdeña y Sicilia. Los nuevos cónsules, Cayo Flaminio y Cneo Servilio Gémino, fueron elegidos para liderar esta fuerza y comenzaron a prepararse con determinación en Etruria y Arimino respectivamente.

Mientras tanto, Aníbal Barca tenía un objetivo claro: desintegrar la alianza entre Roma y las ciudades itálicas. Durante su estancia en la Galia Cisalpina, Aníbal realizó acciones que demostraron sus intenciones, como alimentar a los prisioneros romanos y otorgarles una mejor ración a los itálicos. Además, les aseguró que su intención no era luchar contra ellos, sino liberarlos del dominio de Roma y convertirlos en sus aliados. Estas acciones le valieron el favor de sus ex enemigos, quienes fueron liberados sin pagar un rescate.

Sin embargo, Aníbal no solo tenía que lidiar con Roma, también debía enfrentar la descontento de sus aliados celtas. Estos pueblos estaban cansados de mantener a ambos bandos con sus cosechas, y deseaban obtener un beneficio en forma de botín. Esto provocó que muchos de sus líderes conspiraran contra Aníbal, pero sus planes eran rápidamente descubiertos y traicionados por uno de sus miembros, lo que lo llevó a cambiar constantemente de apariencia para evitar ser reconocido. Temiendo traiciones aún más mortales, el general cartaginés decidió adelantar su avance hacia el sur.

Quién derrotó a Aníbal

La llamada a regresar de Escipión el Africano por parte del Senado púnico y su posterior derrota en la batalla de Zama marcaron el fin de la invasión de África por parte de los romanos.

Después de haber invadido exitosamente gran parte de dicho continente, Escipión fue llamado de vuelta a Cartago por el Senado púnico. A pesar de su presencia en la batalla de Zama, donde volvió a enfrentarse a Escipión, no logró vencer y finalmente fue derrotado.

Este acontecimiento marcó un punto de inflexión en la historia de la invasión de África, ya que demostró el poder y la superioridad militar de los romanos sobre Cartago. A partir de entonces, Cartago tuvo que aceptar los términos de paz impuestos por Roma y su territorio se vio reducido significativamente.

A pesar de haber sido vencidos y haber sufrido la pérdida de su territorio, los cartagineses no olvidaron a Escipión el Africano, quien demostró ser un excelente estratega y líder militar capaz de derrotarlos en su propio territorio.

La caída de Cartago Quién fue su verdugo

El triunfo romano en la guerra: Publio Cornelio Escipión y sus victorias en Iberia

El general Publio Cornelio Escipión se convirtió en el gran vencedor de los cartagineses en Iberia en el año 209 a. C. gracias a su conquista de Qart Hadast. Sin embargo, esta no fue su única hazaña, ya que dos años después, en el 202 a. C., certificó la victoria definitiva de Roma en la guerra con su triunfo en la batalla de Zama.

Escipión demostró ser un estratega excepcional y un líder valiente, llevando a su ejército a la victoria en dos batallas clave que aseguraron la supremacía romana en la región. Sus logros militares contribuyeron significativamente al poder y expansión del imperio romano.

Desvelando al vencedor de la tercera contienda púnica

La confrontación entre romanos y cartagineses durante la tercera guerra púnica tuvo como desenlace la demolición total de la urbe cartaginesa y el triunfo definitivo de Roma.

El resultado final de la tercera guerra púnica fue la eliminación completa de Cartago y la consagración de Roma como vencedor.

En la tercera guerra púnica, los ejércitos de Roma y Cartago se enfrentaron en una batalla destructiva que terminó con la caída de Cartago y el predominio absoluto de Roma.

Quién cruzó los Andes con paquidermos

Aníbal, líder de un gran ejército multinacional compuesto por más de 30.000 soldados infantería, 15.000 jinetes y 38 elefantes, emprende la travesía de los Alpes. De este modo, se da inicio a la Segunda Guerra Púnica.

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