Origen del circuito integrado 555 historia curiosidades y su creador
Este modesto chip, conocido por todos aquellos que nos hemos adentrado en el mundo de la electrónica y los circuitos. Un trozo de plástico tan modesto y sencillo, que a menudo ha pasado desapercibido entre nuestras cajas de componentes, mochilas o, tal vez, abandonado en los laboratorios. Sin embargo, nunca, nunca debemos subestimar su habilidad para hacer brillar un LED en determinados intervalos de tiempo y su potencial para crear música y efectos sonoros. Descubre la historia detrás del circuito integrado 555 aquí.
Evolución del Circuito Una Historia de Impacto en la Electrónica Moderna
En plena década de los 60, el ingeniero suizo Hans Camenzind hizo su llegada a Estados Unidos tras finalizar su maestría en la Universidad Northeastern. Esta época marcó un auge en la formación de diversas comunidades en los alrededores de Boston, convirtiéndola en un centro de atracción tecnológico de gran importancia. Deseoso de formar parte de esta acción, Hans, como cualquier ingeniero, anhelaba ser parte de ello. Sin embargo, las obligaciones y responsabilidades que conlleva mantener una familia, lo llevaron a aceptar un empleo en PR Mallory Corporation, una empresa ubicada en Massachusetts que se enfocaba principalmente en la fabricación de baterías.
A pesar de que Mallory no era una empresa tecnológica líder en su área, Hans permaneció allí durante seis años con la esperanza de que la compañía creciera y enfrentara retos más emocionantes que simplemente la producción de baterías. Desafortunadamente, esto no sucedió y Hans comenzó a explorar otras opciones de empleo, enviando su currículum a compañías en el campo tecnológico. Finalmente, en 1968, firmó contrato con Signetics, una empresa relativamente joven de Silicon Valley fundada por ex ingenieros de la compañía Fairchild, quienes no estaban conformes con su enfoque exclusivo en componentes discretos, mientras ellos creían en la importancia de los circuitos integrados.
Sin embargo, la emoción no duró mucho. Signetics había enfrentado numerosos problemas desde sus inicios, tratando de establecer un modelo de negocio basado en la fabricación de circuitos integrados personalizados según las especificaciones de cada cliente. Aunque finalmente lograron tener éxito en el mercado de la defensa, cuando Hans se unió a la empresa, la fuerte competencia de otros fabricantes más grandes, incluyendo a Fairchild irónicamente, había dejado a Signetics en una situación financiera crítica. Además, la desaceleración de la economía estadounidense a lo largo de la década de 1970, resultó en una serie de recortes de personal en Signetics. En solo dos años,...
Historiaeditar
Según la historia, en 1971, señor Hans R. Camenzind tuvo la astucia de proponer el diseño de un revolucionario componente electrónico a la compañía Signetics, ahora parte de NXP Semiconductors, y será conocido como circuito integrado (CI). Su destreza en el laboratorio de Física Mallory en Burlington, Massachusetts desde 1962, lo impulsó a crear un amplificador PWM para aplicaciones en audio, pero al carecer de un transistor de potencia, no tuvo el éxito esperado en el mercado. Sin embargo, su curiosidad lo llevó a investigar sobre tecnologías de sintonización, como el girador y el PLL.
En 1968, como ingeniero en Signetics, le contrataron con el objetivo de diseñar un CI PLL, para lo cual creó un oscilador que no dependía de la tensión de suministro ni de la temperatura para ajustar la frecuencia. Lamentablemente, debido a problemas financieros, Signetics tuvo que despedir a la mitad de su personal. Ante este reto, Camenzind propuso una solución: desarrollar un CI universal basado en el concepto de PLL, utilizando los recursos de la compañía a cambio de una reducción de su salario en un 50%. Mientras otros ingenieros sugerían que el producto podría construirse con componentes ya existentes, el gestor de mercadotecnia aprobó la idea.
Finalmente, en línea con la numeración 5xx que se había asignado previamente a los circuitos integrados analógicos, se decidió que este nuevo producto llevaría el número "555". De esta forma, en 1971 nació el famoso "555 timer", un CI versátil y popular en el mundo de la electrónica que sigue siendo muy utilizado en la actualidad.
El golpe de suerte
Hans tenía una gran idea en mente cuando comenzó su carrera como consultor: un chip temporizador. Su experiencia en educación técnica en Suiza, junto con su trabajo como técnico de radio en el pasado, lo inspiraron a pensar en la posibilidad de construir una radio con un solo chip. Sin embargo, sabía que los diseños tradicionales con bobinas grandes no serían viables con el silicio, por lo que se dedicó a buscar alternativas más innovadoras.
Una noche, mientras investigaba en la biblioteca del MIT, Hans dio con documentos que describían los lazos de seguimiento de fase, bucles de enganche de fase o PLL (phase-locked loop en inglés). Se dio cuenta de que estos serían ideales para los circuitos sintonizados que necesitaba para su Circuito Integrado receptor de radio. Con esta valiosa información, convenció a su nueva administración en Signetics de que un chip PLL podría ser el gran éxito que estaban buscando. Y así comenzó a diseñar el chip 565 PLL, que resultó ser un producto exitoso lanzado justo antes de que Hans se...
Una de las principales características del PLL diseñado por Hans era un oscilador cuya frecuencia podía ser controlada por componentes externos. Hans quedó sorprendido al darse cuenta de que esto se podía convertir fácilmente en un circuito temporizador, uno que podría utilizarse tanto en modo de ejecución libre como en modo de un solo disparo, dependiendo de cómo se conectaran los componentes externos. En su mente, este tipo de temporizador sería un componente muy útil por sí solo y, por lo tanto, lo propuso a Signetics como su próximo proyecto de contrato. Aunque al principio se resistieron por temor a que este temporizador canibalizara las ventas de otros chips de Signetics, finalmente lo aprobaron...
El éxito rotundo
El legado del icónico 555: un chip pequeño, pero poderoso
Cuando salió al mercado en 1972, este chip revolucionario se adelantó a su tiempo, con una capacidad y flexibilidad sorprendentes que le abrieron las puertas a un sinfín de aplicaciones. Su diseño inicial constaba de 23 transistores, 16 resistencias y 2 diodos, y se presentaba en dos formas: un DIP de 8 pines y una lata de metal TO-5 de ocho patas. Lo más increíble fue su precio: ¡solo $0.75 USD! Sin duda, fue un rotundo éxito.
Desde entonces, el 555 ha sido la pieza clave en innumerables productos, desde electrodomésticos hasta juguetes, consolas de juegos, computadoras e incluso en el espacio exterior, formando parte de satélites. Durante más de medio siglo, se han producido más de mil millones de chips, y su diseño no ha sufrido cambios significativos.
Con la introducción del 555 en el mercado, también llegaron sus sucesores: el 556, con dos temporizadores independientes en un solo paquete, y el 558, con cuatro temporizadores. Además, se lanzó una versión CMOS del icónico chip, que ha seguido en producción hasta el día de hoy.
El éxito del 555: su flexibilidad y promesa de innovación
El 555 no se ha mantenido en el mercado por tener un diseño excesivo o impresionante, sino por su simplicidad y flexibilidad, que desde un principio lo posicionaron como un clásico entre los ingenieros desarrolladores. Gracias a su capacidad para realizar diversas funciones, la creatividad de los diseñadores ha logrado aprovechar al máximo su potencial, convirtiéndolo en una herramienta imprescindible en miles de proyectos.
Además, el 555 tiene un comienzo inspirador, ya que fue creado con un propósito tan noble como proveer alimentos para las personas necesitadas. A pesar de haber pasado más de medio siglo desde su lanzamiento, este pequeño pero poderoso chip sigue siendo una fuente de innovación y un verdadero ícono en el mundo tecnológico.